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¿De dónde provienen los nombres de las facturas?

Publicado por on Jueves, 18 diciembre 2008Sin comentario
¿De dónde provienen los nombres de las facturas?

¿Porqué comemos cañoncitos, vigilantes y bolas de fraile?

Las facturas son una costumbre argentina fuertemente arraigada. La mezcla con la que se realizan es por lo general a base de harina, levadura y manteca, algunas se hornean y otras se fríen. De origen europeo, podemos encontrar croissants, donas y otro tipo de masas dulces en pastelerías de todo el mundo, pero no con la denominación con las que se las conoce en las panaderías argentinas. Estos deliciosos bocados muy dulces y bien calóricos tienen nombres extraños que a fuerza de repetición pierden el sentido original de la palabra. Se dice que la medialuna debe su nombre a la creatividad de los reposteros vieneses del siglo XVI cuando Viena fue sitiada por largos meses por los ejércitos turcos. Como elemento provocador moldearon piezas de pan con la forma del símbolo sagrado musulman y se asomaban a las murallas de la ciudad masticando su símbolo sagrado.
Si en Argentina alguien escucha la palabra “cañoncito”, raramente la percepción del receptor conformará la imagen mental de una pequeña pieza de artillería que sirve para lanzar balas. Las bateas de las panaderías argentinas están cubiertas de facturas de nombre más que sugerentes, donde además de los citados “cañoncitos”, podemos encontrar “bolas de fraile”, “bombas”, “sacramentos”, “vigilantes” e incluso, “suspiros de monja”. Se dice que a finales del siglo XIX el sindicato de Panaderos de la Argentina estuvo dirigido por facciones anarquistas y fue responsable de bautizar las distintas variedades de facturas en irónico homenaje a las instituciones como la iglesia, los militares y la policía.