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Vinos para Platos Made in Casa

Publicado por on Miércoles, 25 noviembre 2009Sin comentario
Vinos para Platos Made in Casa
Sobre gustos…” dice el refrán: con soda, con hielo, en damajuana (un eterno reconocimiento al histórico “Pingüino” que nos vio crecer a la mesa en cada reunión familiar), solo, en vaso o en copa. Así, servido de la manera que más nos guste, el vino elegido es siempre el compañero ideal de nuestras comidas.A la hora de maridar, concordar, acordar -como quieran llamarle a la combinación adecuada entre platos y vinos -, es necesario tener en cuenta que a las elaboraciones delicadas les sientan mejor vinos sutiles, mientras que a las comidas más concentradas en gusto y aromas, les van los más complejos y potentes.
Y si de acompañar se trata, para los clásicos platos hechos en casa hay siempre un vino que acuerda mejor en cada caso.
Si decimos “Pizza” (de muzzarella, con fainá, jamón, tomates y/o cuánto agregado pueda tener), la pensamos humeante junto a la cerveza, su compañera ideal. Si ella no estuviera, una alternativa de seguro exitosa, es la de apelar a un rosado varietal, frutado y fresco.
Si el convocado a la mesa es el clásico y siempre vigente churrasco con ensalada (a punto, sangrante, seco, con lechuga y tomate, completa, otras guarniciones del tipo papas fritas), un joven y vivaz malbec o un cabernet de cuerpo liviano con taninos incipientes, sabrán acompañarlo armónicamente.
Otro popular clásico argentino que acuerda bien con el malbec de buena acidez y muy frutado es milanesas con papas fritas.
Los tucos, pastas, guisos (con o sin queso y crema), demandan un vino de acidez y estructura media con taninos amables como el syrah. Recuerden que éste debe acompañar, no imponerse. Si el elegido es un tinto robusto, con marcada estructura tánica y acidez (cabernet reserva, descorchado en la mitad del tiempo de guarda previsto), despegará de nuestra boca todo el recuerdo untuoso y especiado, sostén de nuestras salsas.
En platos con carnes blancas: para el pollo al horno (con hierbas), un blanco joven, con buena fruta y acidez como el sauvignon blanc, el chardonnay o el torrontés, van bien. Y para los filetes fritos de merluza, nada más acorde que un pinot noire joven y frutado.
Paladines de las dietas, nuestras tartas salvadoras (de verdura, pollo, atún, jamón y queso, choclo), también concuerdan exitosamente con la frescura y aromas del rosado varietal y del pinot noire.
Con los postres y dulces (vigilante, tartas, flanes con crema, dulce de leche, budines y otros), vinos dulces y fríos como el dulce natural-cosecha tardía.
Y si nos toca llevar el vino en el próximo encuentro, un tip a tener en cuenta antes de comprarlo, es el preguntar discretamente cuál será el menú, a fin de que ni plato ni vino pierdan protagonismo. Si éste no estuviese definido, recordar que un buen rosado, a temperatura adecuada y pleno de aromas, será un comodín indiscutido y siempre apreciado.